El sitio en cuestión se encuentra dentro de las inmediaciones de la Universidad Austral de Chile específicamente en una acotada esquina del campus. El limitado metraje nos llevó a una forma compacta y el destemplado clima sureño nos indujo a pensar una arquitectura más volcada en sí misma, a una que intentara generar intercambios con el exterior.
Galería
El requerimiento de no interrumpir la vista de otras edificaciones sugirió una disposición perpendicular al rio, este requisito se vinculó a una pregunta propia e inicial: ¿Qué forma de relacionarnos con el rio queremos? ¿Una tradicional, que busca que cada recinto del programa logre complacerse con este singular elemento geográfico? O más bien ¿una que seleccione donde y como se obtiene este placer visual? Evidentemente la seleccionada fue esta última; el remate del corto trayecto de la cabina es la única fuga visual del volumen y en donde se encuentra el espacio mas interesante de la propuesta.
La existencia de un pie forzado adicional; la de crear un espacio cubierto para resguardar algunos objetos y artefactos náuticos, nos condujo a una idea clave, la de elevar un sector de este volumen alargado creando un espacio de mayor altura en el interior. De este modo, la planta libre de la cabina (elegida para dotar de cierta amplitud, el ajustado programa) se ve reformulada por un elemento central clave: las gradas, un componente que, si bien limita la tradicional planta libre, se vincula a ella por la gran flexibilidad y su gran espectro de posibilidades. Así, los diferentes niveles se convierten tanto en el living como en los asientos de la mesa de comer, además de funcionar como un espacio de transición.
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